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Foto del escritorNicolas Martinez Lage

“Estado presente”: la frase hecha que la realidad desmiente

¿Cuál es el rol del Estado?



No es de extrañar que todos los que alguna vez han tenido algo nuevo que ofrecer a la humanidad no han tenido nunca nada bueno que decir sobre el Estado o sus leyes. Ludwig von Mises

¿Cuál es el rol del Estado?

Lógicamente, la respuesta a esta pregunta, cada uno la puede individualizar y responder de acuerdo a sus personales preferencias respecto a las distintas filosofías políticas existentes.


Para el caso, un liberal clásico contestará algo, un social demócrata otra cosa, un libertario o un comunista otras tantas cosas y así respectivamente.

El sociólogo Max Weber, en su obra “La política como vocación” se refiere a la figura de “Estado fallido” cuando “la administración pública ha perdido el monopolio de la fuerza dentro de sus fronteras.”

Pero, sin ir más lejos -y dentro de la lógica polémica que obligatoriamente genera tal definición- un Estado puede mantener el monopolio de la violencia y, sin embargo, generar un clima donde la vida sea francamente, insoportable. Por lo que debemos analizar el asunto en otros términos.

Por ello, a los efectos de este trabajo, remitámonos únicamente a los puntos donde existe una opinión mayoritaria a favor sobre los roles que el Estado debe prestar dentro de una sociedad organizada, para tratar de responder estas dos preguntas: ¿Cuál es el rol del Estado? y ¿Nos hemos acostumbrado a la decadencia?


SEGURIDAD

«La producción de la seguridad debe, por el interés de los consumidores de este bien inmaterial, permanecer sometida a la ley de la libre competencia» Gustave de Molinari

El Estado debe garantizar la seguridad de sus ciudadanos y sus bienes. Quizás en esta afirmación exista una aceptación casi total en la ciudadanía. Sin embargo, la seguridad privada es una actividad que crece continuamente, teniendo cada vez mayor aceptación y demanda.

Viendo las estadísticas que publica el INDEC, respecto a delitos contra las personas, podemos ver que Argentina, prácticamente mantiene números constantes en los últimos años. Sin embargo, en los delitos contra los bienes, se exhibe un aumento muy fuerte en la cantidad de casos denunciados.


Por ej., el Observatorio de Seguridad Ciudadana – ONG dedicada recopilar, analizar y comunicar información sobre violencias y delitos- muestra que, en homicidios, Argentina muestra una tasa muy baja respecto a los países latinoamericanos, mientras que en agresiones y violaciones se ubica en segunda posición; sin embargo, se encuentra primera en robos, en robo de automotores cuarta y en hurtos, sexta.

Otro indicador de la misma ONG, señala que aproximadamente el 47% de los delitos contra la propiedad y el 66% de los delitos contra las personas no se denuncian.

Así también, el 58% cree que el desempeño de las policías provinciales es bueno o muy bueno; pero por el otro lado, menos de la mitad de las personas se sienten seguras caminando de noche y el 41% considera muy grave los problemas de seguridad.

En estos días quedaron en evidencia dos fenómenos: el primero, que hay zonas donde el Estado no ejerce control sobre su territorio, disfrazado con el eufemismo de “cuarentenas comunitarias” quedando expuesto con claridad, que existen suerte de micro Estados paralelos. Y segundo, que parecería que el cumplimiento de las leyes sólo es obligatorio para determinado segmento de la población. Quizás, una manera de verlo sea que justamente, el cumplimiento y la punibilidad, solo es aplicable al segmento que no hace negocios con el Estado o que no depende de él y su clientelismo.

Excluyo a fines de no extender este artículo, la seguridad exterior, es decir la respuesta ante una amenaza externa, seria un fracaso absoluto por el vaciamiento de las FF.AA.

Finalizando, vale preguntarse si: ¿la seguridad pública, protege al ciudadano o a los intereses del poder político?


SALUD

Dos explicaciones sencillas nos muestran tanto el alto nivel de gastos en servicios médicos como la insatisfacción de la gente con el servicio. La primera es que la mayoría de los pagos recibidos por los médicos y los hospitales no provienen del bolsillo del paciente sino de un tercero, la empresa donde trabaja el paciente, una compañía de seguro o del gobierno mismo. La segunda explicación es que nadie gasta el dinero de otro tan sabiamente o con tanto cuidado como el suyo propio. Milton Friedman

Ya nos hemos acostumbrado a imágenes de hospitales decadentes, con problemas edilicios, inundados, en condiciones sanitarias lamentables; sin insumos, con largas filas de noche para lograr ser atendido, todo apenas sostenido por el invaluable esfuerzo y dedicación de los médicos y el personal auxiliar, que apenas subsisten con sueldos miserables.

Parece que la situación excepcional que nos tocó vivir en 2020, hizo despertar a la sociedad -y por ende a la clase política, siempre atenta al humor social para sobrevivir- sobre el verdadero Estado de la salud en Argentina.


Estimo que a todos nos sorprendió por igual analizar un poco los números al respecto. Por ejemplo, el dato de que dos tercios de la población se atienden mediante la gestión privada de salud o que el 70% de camas de terapia intensiva disponibles en el territorio, pertenecen al sector privado.

Puesto en contexto, con cifras 2018, el gasto en salud per cápita, de los Estados latinoamericanos, Argentina es superada por Chile y Uruguay. EE. UU, quien lidera el ranking mundial, gasta 7 veces más, por habitante, que la Argentina.

Concluyendo sobre este punto, toda actividad que no este sujeta a una verdadera competencia, no tiene incentivos para brindar un mejor servicio, a menor costo; lo que asegura un desperdicio de recursos y un servicio lamentable.


EDUCACION

“Todo el aparato (colectivista) para difundir conocimientos: las escuelas y la prensa, la radio y el cine se usarán exclusivamente para propagar aquellas opiniones que, verdaderas o falsas, refuercen la creencia en la rectitud de las decisiones tomadas por la autoridad; se prohibirá toda la información que pueda engendrar dudas o vacilaciones.“ Hayek

Otro punto alarmante, más pensando en el capital humano futuro del país, es el educativo. Luego de ser expulsada de las pruebas PISA por hacer trampa, Argentina volvió a participar en 2019, mostrando uno de los peores rendimientos de América latina, estando por debajo del promedio en todas las áreas, salvo trabajos en ciencia.


Llamativamente, donde sí se destacaron los alumnos argentinos fue en “La igualdad de género”, siendo éste el tópico sobre el que mayor dominio evidenciaron: un 76% de los alumnos evaluados dice conocer el tema y poder explicarlo.

En profundidad, surge que más del 90% de los presupuestos provinciales educativos se van en salarios docentes y empieza a surgir el verdadero problema: Argentina es de los países con menor proporción de alumnos-docentes. Peor aún, comparando con el nivel global, vemos que tan lejos estamos quedando respecto de los países centrales. Sin una educación de calidad, es imposible progresar y al igual que en todos los casos que estamos analizando, al ser actividades monopólicas, monopolizadas por el propio Estado, los incentivos reales, no son los que imagina la mayoría de la población, en su buena fe.


JUSTICIA

Con un derecho constitucional republicano y un derecho administrativo colonial y monárquico, la América del Sur arrebata por un lado lo que promete por otro: la libertad en la superficie y la esclavitud en el fondo. Juan Bautista Alberdi

El colapso de los tribunales, las épicas demoras para conseguir un fallo, todos aspectos que nos acostumbramos a ver respecto a la justicia argentina. No descubro nada al afirmar que de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) quizás éste sea el que más desprestigio tenga en la población.

Y en un país, donde no hay justicia, no hay equilibrio en la división de poderes. Es común ver encuestas donde los números son tan abrumadores como por ej.; 9 de cada 10 argentinos, cree que la justicia NO es imparcial.


Y en un país donde es más importante el conocimiento de los pasillos de la justicia, que el conocimiento del derecho o donde la propiedad privada se convierte en algo paródico, o donde es notoria la arbitrariedad o los intereses políticos en las decisiones judiciales, poco queda de verdadera justicia e igualdad ante la ley.

Pocos lo pueden visualizar, pero este punto en particular, es uno de los grandes responsables de la decadencia argentina. Espantando al capital ante la incertidumbre del cambio de las reglas de juego, no hay progreso posible.

Nuevamente, al excluir el riesgo empresarial, al excluir la competencia, solo se puede tener un servicio deficiente, caro y cuyo incentivo principal es sostenerse en el tiempo.


ECONOMIA

El proceso inflacionario es particularmente malicioso y destructivo porque todo el mundo comparte la sensación de tener más dinero, al mismo tiempo que se quejan de las consecuencias de disponer de más dinero, que son los precios más altos. Pero al haber un inevitable lapso temporal entre el incremento de la cantidad de dinero y su consiguiente incremento de precios, y dado que el público en general tiene un conocimiento limitado de la economía monetaria, es muy sencillo engañarle culpando a grupos mucho más visibles que el de los falsificadores. Rothbard

Y si indirectamente estamos viendo los problemas que generan los monopolios, la ausencia de competencia, ¿qué monopolio es más crucial aún que la mismísima emisión del dinero de curso legal y obligatorio?

Una de las grandes falacias que se escuchan es que los principios de la macroeconomía son diferentes a los de la microeconomía. Solamente trasnochados pueden pensar semejante cosa, que los Estados no están sujetos a la escasez o a la ley de oferta-demanda o utilidad marginal; que es lo mismo que decir que los Estados no actúan en este plano de la realidad.

Argentina, gracias a los divulgadores de semejantes falacias y con dogmas más propios de lo peor del socialismo de derecha de mediados del siglo XX, se ha encargado de destruir cualquier atisbo de progreso en los últimos cien años de historia.

Cinco signos monetarios, rumbo al sexto; un 105% de inflación anual promedio; 9 defaults; una deuda publica impagable y un PBI estancando hace 11 años.

Un déficit fiscal crónico, que gracias a las medidas tomadas durante el aislamiento va a alcanzar niveles récord desde el regreso de la democracia, sumada a una pobreza estructural, que va a escalar a números peores que la crisis de 2002. Para no reiterarme sobre lo evidente, en Argentina aún se discuten los motivos de la inflación, cuando en el resto del mundo es un tema superado hace más de 40 años. Todo esto, implica un Estado que se devora los recursos, los gestiona ineficazmente, lo que apareja un costo de oportunidad enorme al progreso de los argentinos.


CONCLUSION



Claramente, si su función seria brindar estos servicios, el Estado no lo ha logrado correctamente y el lema de “El Estado te salva”, solo se sostiene en las mentes más influenciables y dogmáticas de nuestra sociedad. Concluyendo, las actividades monopólicas no se generan en un espacio de libertad de mercado, es decir solo las crea la propia actividad estatal.

Lo que redunda en servicios, malos y caros; recursos desperdiciados y, en un mundo de escasez como el que nos toca vivir, esta situación es fatal para la calidad de vida de sus habitantes.

Sin embargo, una amplia mayoría pide aún más de esto.

Por ello, hasta que no haya un despertar ante tan evidentes problemas y contradicciones, no se obtendrá un buen diagnóstico de nuestros problemas y no habrá luz al final del túnel.

Un primer paso, es reflexionar sobre estos puntos y volver a repreguntarse: ¿Cuál es el rol de Estado? ¿Nos acostumbramos a la decadencia? El segundo paso, es generar un cambio.

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